jueves, 19 de marzo de 2009

OCTECTS_A: Tarea: Presentación de propuesta científica tecnológica, vinculada a modelos de investigación endógena y a las alternativas de regulación social de la CyT, como respuesta a estudios de caso planteado por lo

OCTECTS_A: Tarea: Presentación de propuesta científica tecnológica, vinculada a modelos de investigación endógena y a las alternativas de regulación social de la CyT, como respuesta a estudios de caso planteado por lo

TENDENCIAS EN LAS FORMAS DE ORGANIZACIÓN SOCIAL EN QUE LA ACTIVIDAD CIENTIFICA Y LA TECNOLOGICA SE HAN DESARROLLADO HISTÓRICAMENTE EN AMERICA LATINA

En las últimas décadas, en el mundo se ha venido observando que en su dinámica social ha estado enfrentando el inicio de fuertes cambios en su sustrato científico, tecnológico y social, y que se están gestando cambios significativos en las personas, en las organizaciones y en los grupos sociales, ante lo cual pareciera que se imponen nuevos desafíos especialmente a las instituciones de educación. Es así que Mayor (1993:15) plantea que entre ellas especialmente a las universidades, como las instituciones tradicionales, generadoras y transmisoras de conocimiento, que están en el camino hacia la nueva sociedad que está generando nuevos saberes y que se está rediseñando el mapa político, comercial y productivo, entre otros.
Varios historiadores de la ciencia coinciden en señalar que el campo de las políticas públicas de ciencia y tecnología en casi todo el mundo se expandió a partir de la segunda guerra mundial y se inspiró en el modelo propuesto por Vannevar Bush. Desde entonces hasta el presente el papel de los Estados Unidos se ha ido incrementando y, de acuerdo a todos los indicadores actuales, supera la capacidad científica y tecnológica tanto de Japón como de la Unión Europea, constituyéndose en el referente mundial en esta materia.
En consecuencia, desde esta perspectiva se plantea que los cambios tecnológicos han dado lugar a transformaciones radicales en la organización del conocimiento, en las prácticas y formas de organización social y en la propia cognición humana, esencialmente en la subjetividad y la formación de la identidad. Una consecuencia de la ampliación de la capacidad para codificar, almacenar, procesar y transmitir todo tipo de información es la transformación radical de dos condicionantes fundamentales en la comunicación: el espacio y el tiempo; ambas totalmente interconectadas. Se considera que las nuevas tecnologías han desmaterializado, deslocalizado y globalizado la información, al situarla en el ciberespacio la han liberado de los objetos culturales tradicionales que la sustentaban, objetos como el libro, el cuadro o la fotografía, y han eliminado los tiempos de espera para que el mensaje llegue del emisor al receptor; también hay que tener presente que hemos pasado de una cultura basada en el átomo a una cultura basada en el bit.
De esta manera, en la sociedad de la información el espacio y el tiempo ya no son condicionantes para la interacción social, del mismo modo que las fronteras y los límites nacionales no representan barreras para la circulación del capital, de la información, de los mercados, incluso del trabajo, y hasta las relaciones interpersonales. Indiscutiblemente, que la sociedad de la información es el producto inmediato de la revolución tecnológica en el campo informático y de las telecomunicaciones, impulsadas por el microchip, la computadora y más recientemente, el asistente digital inteligente que pudiera decirse, es capaz de entender, interpretar y procesar informaciones manuscritas. En frases de Moreno (2001:25), “las trascendentales transformaciones que estamos viviendo en el proceso económico reflejan la transición de la economía contemporánea de la información a la economía basada en el conocimiento, entendido este último como la aplicación y el uso productivo de la información. Los negocios más exitosos serán aquellos capaces de convertir información en conocimiento”.
Los países de América Latina y el Caribe no permanecieron pasivos frente al desarrollo de la política científica y tecnológica en la segunda mitad del siglo pasado. Por el contrario, las problemáticas del desarrollo científico y la transferencia de tecnología formaron parte de las estrategias conducentes al desarrollo de la región. Generaron, además, un “pensamiento” propio en lo referido a las relaciones entre ciencia, tecnología y desarrollo. La OEA no fue ajena a tal esfuerzo, sino que jugó un papel de liderazgo en la formación de una conciencia pública acerca de la importancia prioritaria de fortalecer las capacidades científica y tecnológica y organizar el sistema institucional adecuado para ello. Los resultados no fueron los esperados, tanto en lo que concierne a la política de ciencia y tecnología como al logro de la ansiada meta del desarrollo. Sin embargo, esto no quita la validez de los esfuerzos realizados ni de la experiencia adquirida durante las últimas décadas.
Hoy los países de América Latina y el Caribe enfrentan angustiantes problemas sociales, tales como la pobreza y la marginación y su traducción en cuestiones relativas a los derechos básicos de educación, salud y vivienda, entre otros. También enfrentan la necesidad de modernizar sus sistemas productivos y adecuarlos a las nuevas condiciones de competencia a escala internacional.
Para dar solución a estas demandas, el conocimiento científico y tecnológico es una herramienta indispensable, pero la debilidad estructural de la región en esta materia hace cada vez más difícil su efectiva utilización y torna ineludible la búsqueda de nuevos caminos y estrategias.
Es por ello que describir la situación de la ciencia y la tecnología en América conlleva a una dificultad, debido a que se observan dos universos distintos, por un lado, Estados Unidos es, en el escenario internacional actual y desde hace muchas décadas, el principal país del mundo en materia de producción y uso de conocimiento científico y tecnológico. En menor medida, Canadá, siendo uno de los países industrializados líderes, presenta una problemática en materia de ciencia y tecnología en la que se pone de manifiesto una importante fortaleza relativa de la que dan cuenta los indicadores existentes. Por otro lado, América Latina y el Caribe constituyen una de las regiones con menor grado de desarrollo científico y tecnológico en el mundo.
En este sentido, Kusch, (2000:277) Desde una mirada antropológica, diferencia el modo de conocer latinoamericano del de la ciencia positiva occidental que considera la realidad por fuera de la subjetividad y la acción como un proceso posterior al conocimiento En la cultura popular latinoamericana, aparece una estrecha relación entre el saber y los ritos populares, el saber es compromiso del sujeto de hacer crecer algo. La ciencia es parte de una cultura, una historia, y forma parte del modo de estar en el mundo del hombre.
El acontecer histórico evidencia que durante el período que va de los años 40 a la década de los 80, en América Latina y el Caribe se puso en práctica una política de industrialización por sustitución de importaciones mediante modalidades de proteccionismo de la industria manufacturera local. En el cual dejaron de importarse bienes finales manufacturados pero comenzaron a importarse los bienes de capital necesarios para la fabricación de aquéllos en el ámbito local, así como la tecnología demandada por los procesos industriales respectivos. Por todo ello se pagaban a los proveedores las regalías y licencias correspondientes, con la finalidad de obtener el conocimiento necesario.
En consecuencia, mientras en nuestros países las fábricas diseñadas de acuerdo con esas tecnologías que provenían de fuera de fronteras, se mantuvieron produciendo para los mercados internos protegidos por barreras arancelarias cada vez más altas, en los países centrales la aplicación de la ciencia a los procesos productivos en su más amplia acepción, transformaba las referidas tecnologías generando nuevos productos, procesos y modelos de gestión, más competitivos que aquéllos que se sustentaban en las tecnologías que se habían exportado a la periferia.
Podría decirse que en América del sur se trataron de reproducir los modelos ya existentes de la industrialización. Tal como lo plantea Albornoz (2002) Se trajeron las máquinas, los diseños, los diagramas de flujo, los manuales de operación y mantenimiento pero, localmente no se reprodujeron los núcleos creativos locales de base científico tecnológico, capaces de mejorar la eficiencia de los procesos productivos, engendrar nuevos productos y agregar valor a la elaboración de las materias primas para las cuales se poseían ventajas naturales.
Quizás por esto cuando los países de América Latina y el Caribe cayeron en la cuenta de su marginación respecto a los nuevos escenarios de la economía y la política internacionales, alzaron sus voces para instalar la problemática del desarrollo en la agenda de temas prioritarios de la comunidad internacional. Por efecto de aquellas presiones fue creado la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), como un organismo especializado en la economía latinoamericana y la cuestión del desarrollo fue reconocida como la prioridad estratégica fundamental para la región. Igualmente crearon instituciones destinadas a la política, el planeamiento y la promoción de la ciencia y la tecnología bajo la forma de Consejos Nacionales de Ciencia y Tecnología. Aquellas acciones fueron en muchos aspectos discontinuos y contradictorias, pero en otros exhibieron una notable continuidad debido a que, en general, fueron diseñadas siguiendo las pautas organizativas y la concepción general que difundieron activamente la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. (UNESCO) y la Organización de Estados Americanos (OEA).
En la década del 90 comienza a vivirse nuevamente en la región, una suerte de riqueza aparente, que es consecuencia de la profundización de la referida política de liberalización (del comercio, del mercado de capitales y del sector financiero). Política fuertemente alentada desde los mercados financieros y el Fondo Monetario Internacional (FMI)
Gran parte de la industria local que opera hacia el mercado interno se ve enfrentada a competir con productos extranjeros cuyos precios en moneda local son muy bajos y por lo tanto es obligada a cerrar como industria y reconvertirse como comercio importador. La fuente principal de oferta de tecnología provenía del exterior. Se diluye el concepto de sistema nacional de ciencia y tecnología autocentrado en objetivos propios y en el aumento de la oferta endógena de conocimientos. Los ejes del cambio técnico y de la capacitación de recursos humanos radican en la asociación al orden mundial y a la demanda de personal por el mercado. Las decisiones públicas en este campo se reducen a la aceptación de las normas sobre la propiedad intelectual incorporadas en la Organización Mundial de Comercio (OMC), reforzadas por las presiones de los Estados Unidos y la Unión Europea sobre el régimen de patentes farmacéuticas, tecnologías agrícolas y de otros tipos.
En este contexto, América Latina es una de las regiones con mayor inequidad en la distribución de sus recursos, al tiempo que enfrenta problemas sustanciales para alcanzar los niveles de crecimiento y las formas de reparto deseables para zanjar atrasos históricos y evitar la emergencia de nuevas y alarmantes desigualdades. Su desarrollo científico-tecnológico no es homogéneo, sino que transcurre con ritmos y alcances diversos que obedecen a factores económicos, culturales y políticos propios de cada país. Esta situación reclama políticas activas de fortalecimiento de la capacidad del sector y mayores instancias de cooperación e intercambio entre todos los países, para así hacer posible una comunidad científico-tecnológica autónoma, creativa y capaz de obtener logros contundentes para toda la Región.
Es necesario asegurar que las políticas en ciencia y tecnología se consoliden como políticas de estado a largo plazo, generadas por consenso e independientes de las exigencias del libre mercado, y de los intereses clientelísticos de los gobiernos. Ello demanda la asignación de más recursos, la implementación de modelos de gestión más democrática y eficaz, y la articulación con políticas educativas en todos los niveles y especialmente en educación superior, que permitan una formación de calidad de recursos humanos para la ciencia y la tecnología de América Latina.
Hoy en día, la tecnología es parte del sistema de vida de todas las sociedades. La ciencia y la tecnología se están sumando a la voluntad social y política de las sociedades de controlar sus propios destinos, sus medios y el poder de hacerlo. La ciencia y la tecnología están proporcionando a la sociedad una amplia variedad de opciones en cuanto a lo que podría ser el destino de la humanidad.
La importancia del papel que deben desempeñar la ciencia y la tecnología es cada vez mayor. La evolución de las sociedades modernas requiere, de manera fundamental, la incorporación de los resultados obtenidos por la investigación científica y tecnológica. Es posible observar, en este sentido, como dentro del pensamiento económico contemporáneo hay una evidente tendencia a integrar el crecimiento a un proceso de constante transformación de las tecnologías disponibles y usadas en la actividad productiva. Igualmente, la importancia que las teorías tradicionales concedían a la acumulación del capital ha ido cediendo su lugar, poco a poco, al énfasis puesto en el cambio tecnológico. Diversos estudios llevados a efecto en distintos países industrializados permiten concluir que la influencia causal de la acumulación de capital y del aumento de la fuerza de trabajo en el crecimiento económico de esas naciones, no ha sido tan determinante como la influencia de las transformaciones experimentales a nivel de la productividad debido a la continua incorporación de innovaciones tecnológicas.
En este orden argumental, la sociedad venezolana como país latinoamericano, se desenvuelve con determinado grado a la evolución de la ciencia y la tecnología, esto es, requiere de la incorporación de los resultados obtenidos por la investigación científica y tecnológica a fin de poder marchar dentro del tipo de desarrollo que se tiene trazado.
sobre la base de esta importante proposición, y conscientes de la urgente necesidad de conocer los verdaderos principios con los avances científicos y tecnológicos de las transformaciones actuales, que traen consigo nuevas experiencias y mayores retos a la educación superior, la UNESR con la puesta en práctica de la Maestría Robinsoniana, en la cual se busca una reflexión que conlleve el cambio de paradigma en los docentes, para que desde allí comience el verdadero proceso que traiga consigo la transformación universitaria, abierta al mundo y centrada en el ser humano, como materia prima de todos los procesos sociales. Se trata entonces de continuar con entusiasmo la búsqueda del saber para contribuir a la ansiada transformación de nuestra máxima casa de estudio.
En síntesis la visión emergente de la educación es la transformación universitaria, donde se ponga en práctica sus principios de participación, horizontalidad y sinergia en el trabajo cooperativo a fin de proporcionar respuestas efectivas a las transformaciones de nuestro país, con el fin último de forjar un Ser humano con visión amplia de su realidad y de su propio mundo de relaciones. Se trata pues de interrelacionar e integrar fuerzas tradicionales y fuerzas emergentes, sobre el criterio de una amalgama de esfuerzos compartidos tendentes a construir una visión más universal y más compleja del mundo físico y de sus actores.
Desde esta perspectiva, los estudiantes de la UNESR y en este caso nosotros los participantes de la Maestria Robinsoniana debemos concebir que para adquirir el conocimiento lo abordemos con el fin de actualizarnos para continuar desarrollando habilidades y destrezas por medio de diversos métodos, técnicas, estrategias, lo cual genera oportunidad para cambiar, para mejorar, contribuyendo a una verdadera transformación univeritaria de excelencia, formadora de profesionales críticos, integradores, gestores de sus conocimientos, que se interrelacionen de manera activa en un mundo cambiante, incierto y de grandes desafíos tecnológicos, con el fin de dar respuesta a las urgentes necesidades del colectivo nacional y del impacto positivo en su vida personal y familiar.
Por ello, se debe tomar consciencia de que la verdadera transformación nace, se genera y se engendra desde el mismo seno de la institución universitaria, y no es posible su implantación desde afuera porque ello constituiría una camisa de fuerza para el crecimiento académico, científico, administrativo y productivo de la UNESR.
En este sentido, se hace indispensable promover una educación científica y tecnológica de calidad, (formal y no formal), que refleje las realidades y necesidades de América Latina, y se plasme en reformas curriculares, metodológicas, de formación docente, investigación y evaluación; al igual que Impulsar prácticas educativas flexibles e innovadoras que permitan integrar los descubrimientos en ciencia y tecnología; los articulen con la vida cotidiana y los problemas de la comunidad, incorporen actividades lúdicas, favorezcan el desarrollo de la autoestima y el cambio de estereotipos, y susciten una posición activa y creativa frente a la ciencia y la tecnología acordes a los desarrollos propios de cada país.

BIBLIOGRAFÍA

Albornoz M. (2002) Centro de Estudios sobre Ciencia, Desarrollo y Educación Superior. Buenos Aires
Bell, D. (1994); “El advenimiento de la sociedad postindustrial”, Alianza Editorial, Madrid.
Bell, M. (1995); Enfoques sobre política de ciencia y tecnología en lo años
90; en REDES, Vol. 2 Nº 5, UNQ, Buenos Aires.
Osorio C. (2002: La educación científica y tecnológica desde el enfoque en ciencia, tecnología y sociedad. Revista Iberoamericana de Educación. Nº 28, pp. 61-81
UNESCO (2000): Proyecto Regional de Educación para América Latina y
el Caribe (PRELAC).

Ciencia o Tecnología

¿La ciencia o la Tecnología?
Uno de los tópicos en el debate actual sobre la ciencia y la tecnología consiste en determinar que tanto han servido para configurar a la sociedad. En análisis realizados por varios autores quienes plantean que los progresos científicos como los tecnológicos han modificado radicalmente la relación de los seres humanos con la naturaleza y la interacción entre los seres vivos. La ciencia y la tecnología no se pueden estudiar fuera del contexto social en el que se manifiestan; es decir existe una simbiosis entre ellas y conviven en beneficio mutuo aunque el efecto de ambas actuando conjuntamente es infinitamente superior a la suma de los efectos de cada una actuando por separado.
Surgen entonces interrogantes sobre el lugar que incumbe a la ciencia y a la tecnología en la sociedad. Por lo cual se plantea que se han convertido en recursos estratégicos políticos y económicos tanto para los países como para las industrias. Pero aunque los ciudadanos son conscientes de las ventajas que a su bienestar puede aportar el desarrollo tecnocientífico, hay igualmente una conciencia acentuada de que el cambio tecnológico está en la base de muchos de los problemas ambientales y sociales
Siguiendo lo manifestado por Solomón (1997) quien explica que tecnología es la aplicación sistemática de la ciencia para resolver situaciones específicas en contextos culturales determinados. Por lo cual la relación con la ciencia, permite que la tecnología abarque el hacer y la reflexión teórica. Ante lo cual es evidente que la tecnología sea una actividad social centrada en el saber hacer.
En este sentido, Hoyos (2002) señala que la apropiación social de la ciencia y la tecnología implica procesos más complejos que incluyan, por un lado la difusión del conocimiento científico entre el público y por otra parte las estrategias para que aproveche plenamente los beneficios que le aporta al colectivo social. No es entonces un proceso informativo sino que incluye el desarrollo de las herramientas adecuadas para la integración de la ciencia y la tecnología a la vida de la sociedad. La ciencia debe ser vista como una escuela de pensamiento y como un elemento básico para lograr un desarrollo armónico de la comunidad.
La apropiación de la ciencia y la tecnología incluye desde luego lo político y lo empresarial como elemento fundamental para los procesos de transformación de la vida actual y futura. En América Latina es necesario un desarrollo científico y tecnológico real, basado en políticas de largo plazo y orientado hacia el desarrollo de un sector productivo moderno y competitivo. Así la educación es considerada como la vía para reflexionar y hacer accesible a las sociedades los conocimientos científicos y tecnológicos en armonía con los contextos culturales concretos.